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Los indicadores de recesión económica en la moda

  • Foto del escritor: Micaela Torres
    Micaela Torres
  • 27 ago
  • 4 Min. de lectura

A lo largo de la historia, muchas personas han considerado que la moda no es más que una acción superficial; hay quienes ven al vestir con un simple acto cotidiano en donde las prendas, de manera azarosa y automática, caen sobre un cuerpo, cubriéndolo solo para cumplir una función protectora. Pero quienes vemos más allá de las cotidianeidades de la vida misma, entendemos que detrás del vestir se expresa mucho más de lo que pudiéramos imaginar.


Nuestra vestimenta dependerá de muchos factores inconscientes: nuestra posición económica, nuestras actividades laborales, nuestro autoestima, nuestro clima, nuestro espacio de residencia, nuestras aspiraciones... con nuestra indumentaria reflejamos qué somos, qué hacemos, y qué aspiramos ser. El vestir es un lenguaje no verbal, basado en signos, que aprendemos, desarrollamos, retamos y transformamos al vivir en un tiempo y espacio determinado.


Es por eso que el vestir, popularmente denominado "moda", varia a lo largo de las décadas, se diferencian según la ciudad o país donde vivimos, y se adoptan por ciertos grupos selectos. Inclinarnos hacia una tendencia no depende plenamente de nuestro gusto personal, es el reflejo de un contexto que nos envuelve, determinado por variables externas incontrolables.


Es así, que al presentarse conflictos contextuales (debacles económicos, conflictos, enfermedades pandémicas, entre otros) la moda se convierte en un espejo representado por elementos que se han convertido en objeto de estudio de los analistas de tendencias. Se han producido teorías que permiten predecir las futuras caídas de la actividad económica, en donde la popularización de consumismo de ciertos estilos y productos se convierten en indicadores de recesión económica.


Lipstick Index:

Sostiene que en tiempos de desaceleración económica, las personas que siguen deseando consumir productos de moda reducen sus gastos, evitando comprar ropa costosa, viajes o bienes de alto precio, y optan por comprar pequeños lujos accesibles, como los labiales, compensando la sensación de pertenencia y bienestar.

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El pintalabios se convirtió en el ejemplo emblemático, pero con los años el concepto se amplió a otros productos de bajo costo que cumplen la misma función: esmaltes de uñas, cafés de especialidad, perfumes en tamaño travel o incluso accesorios pequeños.

Es un indicador económico informal que surgió a comienzos de los años 2000, creada por Leonard Lauder (presidente de Estée Lauder), ejemplificando como, aun en momentos de crisis, la búsqueda de placer y autoexpresión a través de la moda y la belleza sigue presente.



Hemline Index:

El Hemline Index (o “índice del dobladillo”) plantea que la longitud de las faldas y vestidos se relaciona directamente con el estado de la economía:

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  • Economía en auge → los dobladillos tienden a acortarse. Las faldas y vestidos se vuelven más cortos, mostrando un espíritu optimista, juvenil y dinámico.

  • Economía en crisis o contracción → los dobladillos se alargan. La moda se vuelve más recatada, sobria y conservadora, reflejando un contexto de incertidumbre.


La hipótesis fue popularizada por el economista George Taylor en 1926, quien observó que tras la Primera Guerra Mundial y durante los felices años 20, las faldas eran cortas; mientras que durante la Gran Depresión de los años 30, las longitudes se extendieron de nuevo.



Food Index:

El Food Index es una teoría cultural que propone que la forma en que los alimentos aparecen en la publicidad de moda funciona como un indicador simbólico del contexto económico y social de cada época.

En periodos de inflación, lo básico escasea, y la comida se transforma en objeto de deseo, por lo que las marcas de lujo buscan asociar sus productos con alimentos para alimentar la aspiración de sus consumidores.

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  • Épocas de abundancia y optimismo → las campañas suelen mostrar banquetes, frutas exóticas, cócteles y dulces. Estos elementos transmiten placer, exceso y hedonismo, en sintonía con un clima de crecimiento económico o un espíritu cultural festivo.

  • Contextos de crisis o contracción → la comida en la publicidad tiende a volverse más minimalista y simbólica: un café negro, una manzana, un vaso de agua. La moda comunica sobriedad, autocontrol y una estética más austera, reflejando las restricciones del momento.


Si te interesa saber más de esta temática, te invitamos a escuchar nuestro capitulo "La Comida es el Nuevo Lujo" en nuestro podcast en Spotify.



Charm Index:

El Charm Index es un indicador cultural que analiza cómo los accesorios pequeños y cargados de simbolismo (colgantes, amuletos, charms de pulseras, dijes, llaveros, etc.) se vuelven más o menos populares según el clima económico y social.

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  • Épocas de incertidumbre → aumenta la popularidad de los charms y amuletos. La gente busca objetos protectores, personales y cargados de significado, que funcionan como talismanes de esperanza o refugio emocional.

  • Momentos de bonanza económica → los charms se vuelven más ornamentales y coleccionables, asociados al lujo accesible, a la moda playful y al deseo de mostrar identidad a través de pequeños objetos.





Quiet Luxury Index:

El Quiet Luxury Index es un indicador cultural que refleja cómo la preferencia por el lujo discreto y sin logos evidentes fluctúa según el contexto económico y social.

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  • Épocas de inestabilidad económica → crece el atractivo del quiet luxury: piezas sobrias, sin ostentación, que comunican estatus a través de la calidad de los materiales y la sastrería impecable, más que por marcas visibles. El consumidor busca elegancia atemporal como símbolo de solidez y permanencia.

  • Momentos de auge económico → el lujo silencioso convive con el logomanía y la ostentación, pero se mantiene como un código de insiders: quienes saben reconocer un buen corte o una piel de calidad, leen estos signos como verdadero poder.




Esto nos permite evidenciar (de forma breve y simplificada) el impacto visual que la moda otorga, cargado de simbolismos que reflejan la influencia que recibe de la sociedad, la economía, la cultura y la predicción del mañana. Se moda se convierte en una guía visual de dónde estamos y hacia dónde vamos, tanto individual como colectivamente, permitiéndonos reflexionar sobre nuestras acciones y realizar una autocritica sobre nuestros métodos de consumo y maneras de accionar. Es entonces que entendemos que no hay nada más alejado de lo superficial como lo están la moda y el vestir.

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